De Francisco Franco , educado civil y militarmente en el régimen liberal de la Restauración (1875-1923), que hizo una brillante carrera militar en Marruecos, se puede afirmar con certeza lo siguiente:
1. En 1930 se declaró partidario de una democracia ordenada en contraposición con su hermano Ramón, golpista republicano.
2. Preocupado por las cruentas derivas de una caótica democracia republicana, defendió no obstante al régimen contra el alzamiento armado del PSOE y la Esquerra, en octubre de 1934, a cuya derrota contribuyó. Y no intentó ningún contragolpe.
3. Aunque de preferencias monárquicas, aceptó y respetó la legalidad republicana más que cualquier político, en especial los de izquierda y separatistas, que conspiraron contra ella e intentaron o realizaron golpes de estado. Y no participó en ningún golpe o proyecto de golpe de la derecha.
4. En 1936 no se alzó contra la república, sino contra un régimen compuesto de sovietizantes y separatistas que precisamente acababa de destruir la república tras unas elecciones fraudulentas. Después de haber fracasado en su insurrección de 1934.
5. Mantuvo durante la guerra civil plena independencia política y militar ante Hitler y Mussolini, pese a disponer de escasos recursos financieros y comprar su ayuda a crédito.
6. No perdió casi ninguna batalla y ganó la guerra, partiendo de una inferioridad de recursos que a casi cualquier otro le habría hecho abandonar ya al principio. Y derrotó después a una peligrosa guerrilla comunista (el maquis) Esto puede decirse de muy pocos generales del siglo XX en cualquier país.
7. Evitó a España las invasiones bombardeos masivos y deportaciones de la guerra mundial, y nadie más que él podría haberlo hecho, pese a las presiones de Hitler, sorteando también las amenazas y chantajes de los Aliados cuando estos iban ganando.
8. Para entonces Franco había llegado a dos conclusiones generales:
a) Que la democracia era inviable en un país como la España republicana, empobrecida, de grandes desigualdades sociales, repleta de odios políticos y con partidos exclusivistas y sin visión del interés general.
b) Que después de la durísima prueba de la república, el frente popular y la guerra, el país necesitaba un largo período para reponerse superando la miseria y los odios que hacían imposible una convivencia en paz y en libertad. Y que ese período debía corresponder a una dictadura sin partidos.
9. No obstante, el franquismo no cumplió del todo esa concepción. De hecho era un régimen de cuatro partidos, llamados “familias”: carlistas, falangistas, monárquicos y los más decisivos católicos políticos ligados al episcopado. Franco arbitraba entre ellos para impedir que sus fuertes diferencias se hicieran antagónicas.
10. El franquismo nunca tuvo verdadera oposición democrática, sino totalitaria, es decir, comunista y/o terrorista. Los presos políticos fueron muy pocos desde el final de los años 40.
11. Franco y su régimen resistieron un aislamiento delictivo decretado contra el país, pese a no haber participado en la guerra mundial, por las potencias vencedoras (soviéticos y anglosajones principalmente). Y en las más difíciles circunstancias reconstruyeron el país con éxito notable y sin la deuda política del resto de Europa occidental con los ejércitos useño y soviético, ni con el Plan Marshall.
12. Dejó al morir un país más próspero que nunca antes, libre de los odios que habían destrozado a la república, lo que permitió el paso a una democracia en principio no convulsa y con una monarquía reinstaurada por él.
13. Cabe afirmar, en suma, que durante cuarenta años venció a todos sus enemigos, interiores y exteriores, a menudo muy poderosos y peligrosos. Todo esto es la evidencia misma…, y por ello mismo inadmisible para quienes se empeñan en derrotarlo “por ley” varias décadas después de fallecido. Así, nos enteran de que fue militarmente inepto o mediocre, un dictador políticamente tan incapaz como brutal, sin verdadera inteligencia suplida por una astucia aldeana o “gallega”…, con la que al parecer superaba todos los obstáculos y desbarataba a todos sus adversarios. ¡Cuántos “historiadores” trazan semejante retrato! Ahora, ¿pintan con él a Franco o a sí mismos?
14. Un problema particular, al margen del anterior, es el del carácter de su régimen. ¿Fue una dictadura? Se lo puede conceptuar así, por carecer de elecciones generales de partidos, por la restricción de las libertades para los partidos que habían perdido la guerra después de haberla organizado y provocado, y por los poderes excepcionales asumidos por Franco. Sin embargo hay dictaduras y dictaduras, como hay democracias y democracias. Las democracias no funcionan bien, y puede llegar a autodestruirse, en sociedades muy desiguales, pobres y plagadas de partidismos irreconciliables, como fue precisamente la II República. Y hoy en el mundo abundan las democracias formales, pero caóticas y corruptas, hacia las que va derivando la española actual. La dictadura de Franco no fue tiránica, sino progresivamente liberalizadora, reconstituyó literalmente a la sociedad española y la dejó preparada para una convivencia en paz y libertad, que es a lo que aspiran en general las democracias reales. Fue un régimen legitimado por las circunstancias históricas y también democráticamente por el referéndum de diciembre de 1976, cuyo olvido sistemático ha llevado a la democracia actual a bambolearse perdiendo sus raíces históricas a merced de cualquier usurpación. Plantear la cuestión de otro modo nos lleva al absurdo de una democracia con leyes tiránicas como las de memoria, al gusto de etarras, comunistas, separatistas o socialistas… Todos ellos autojustificados en su antifranquismo.
Como conclusión general cabe afirmar que Franco ha sido el mayor estadista que ha tenido España en siglos, posiblemente desde Felipe II. Su herencia ha sido la unidad e independencia nacional, la paz más larga que haya disfrutado España en siglos, la prosperidad dentro de la libertad personal y una nueva sociedad apta como nunca antes, para desenvolverse en democracia. Y que es por eso, precisamente, por lo que despierta tantos odios en España y fuera de ella. Odios de los que se consideran herederos o simpatizantes de aquel frente popular que pretendía sovietizar y/o disgregar a España en unos cuantos estaditos manipulables desde el exterior. Y que aquí usurpan el título de demócratas cuando son más bien parásitos de la democracia.