Tenía su minúsculo garito
El adusto relojero
Porque antes
Los relojes
Se averiaban con pasmosa facilidad
Y yo era el Charlie Brown de los relojes
Siempre que llegaba
Encontraba el cartel amarillento
"VUELVO EN 5 MINUTOS"
Al poco aparecía
El taumaturgo
De la máquina del tiempo
Con un palillo en la boca
No saludaba
No decía nada
Cogía el reloj, lo miraba
Le daba vueltas
-¿Qué le pasa?
-Que se me ha parado
Se ponía el monóculo
Le quitaba la tapa
Miraba atentamente
En silencio
Sólo se oía el transcurrir de la vida en la calle
-Pásate el miércoles
-¿Pasado mañana?
-El miércoles
El miércoles era pasado mañana
Y me daba un papel con un cuño y la fecha de recogida
Que era el miércoles
Y estábamos a lunes
El miércoles
Allí estaba yo como un clavo
"VUELVO EN 5 MINUTOS"
Yo miraba a través del cristal de la puerta
Fascinado por los relojes amontonados en orden esotérico
El tapete de fieltro negro
Las pinzas, los minúsculos destornilladores
O minúsculos atornilladores
Depende del momento
El flexo
El transistor en un rincón
Era un lugar mágico y acogedor
Pero el sumo sacerdote no podía ser más prosaico y descolorido
Ahí llegaba con su palillo
Oliendo a fritanga
Y a vino peleón
Silencioso
Como ajeno a la realidad de la vida
Entraba. Tomaba asiento
Yo iba detrás
Le entregaba el papel
Miraba el resguardo
Buscaba el reloj
-Son treinta y cinco pesetas
Le entregaba una moneda de diez duros
Recibía el cambio
Y, como despedida, el eterno mantra que recitaba a todo cliente al entregar la máquina
Enferma y ya repuesta
-Es un buen reloj pero hay que cuidarlo
Lo decía sin ganas ni énfasis
Sin la menor convicción
Me lo ponía en la muñeca
Y escuchaba su mágico
Tic tac
Volvía a la vida
