Ridículamente obscenas
Derramando destellos
De frivolidad y negro vacío
Sobre calles y plazas
Y empedrados y balcones
Sobre alcantarillas
Y enrejados
Sumideros
El pueblo soberano
Obedecía
Dócil y lanar
A las abyectas
Absurdas
Inútiles
Crueles
Órdenes
Del Archipámpano
Y caminaban
Embozados
Enmascarados
Sin rostro
Sin sonrisa
Yo escribo
En un rincón