Suspiros tristes, lágrimas cansadas,
Que lanza el corazón, los ojos llueven,
Los troncos bañan y las ramas mueven
De estas ramas a Alcides consagradas;
Mas del viento las fuerzas conjuradas,
Los suspiros desatan y remueven,
Y los troncos las lágrimas se beben,
Mal ellos, y peor ellas derramadas;
Y aun de mi tierno rostro aquel tributo
Que dan mis ojos, invisible mano
De sombra o viento me lo deja enjuto,
Porque aquel ángel fieramente humano
No crea mi dolor, y así es mi fruto
Llorar sin premio y suspirar en vano.
Luis de Góngora y Argote (1561 - 1527)