Algunos insectos perforan las ramas que sustentan las hojas de ciertos arbustos y depositan allí sus huevos. De forma natural, la planta produce una extraña excrecencia tumoral alrededor de la zona afectada que, involuntariamente, se convierte en fortificación que dará protección a la puesta; son las "agallas". Cuando llegue el buen tiempo los huevos eclosionarán y emergerán las larvas de su refugio sanas y salvas.