En esta bonita instantánea podemos ver al Pichote, la Albergines y el Mortadelo, bailando, cantando y churrando, encantadísimos de haberse conocido.
Iluminados por la ingestión de varios hectólitros de etanol, llegan a la conclusión de que, para pasiar por el Paseo Marítimo de Barbastro, no hay ná como una buena escafandra.
Aplauden entusiasmados los tontos de Monzalbarba y los agudos de Utebo